5 de agosto de 2014

Cormac McCarthy: El consejero


   Se publica el guión que Cormac McCarthy escribió para la película El consejero. No es un guión técnico, sino una versión literaria. La parte narrativa se limita a contar lo que ocurre en la película, si alguien sube o baja, si ríe o llora. Más bien lo último, aquí no hay concesiones a lo blandengue que hoy predomina en este mundo de parque temático y centro comercial, donde encontramos de todo a la medida de nuestras necesidades y, además,  nos lo envuelven en monísimo papel de regalo. No, este escritor siempre refleja la vida sin tapujos.
Encargado: Si oyen pasar a alguien le pegan un tiro. Después encienden la luz para ver quién es el muerto.
Consejero: ¿Y por qué hacen eso?
Encargado (se encoge de hombros): Como una broma. Para demostrar que no les importa la muerte. Para que se vea que la muerte no significa nada.
Consejero: ¿Y usted? ¿Qué piensa? ¿Usted cree eso?
Encargado: Claro que no. Toda mi familia está muerta. El único que no significa nada soy yo.
   Y para enfrentarse a este mundo o, al menos sobrevivir, nada mejor que el cinismo, la ironía o cualquier evasión que nos permita desertar de la realidad con una sonrisa en los labios.  Las lágrimas terminan por fatigar a todos, especialmente, al emisor.
Mujer: Pero has dicho que te despertaste en el hospital. ¿Qué te pasó? ¿Tuviste una reacción sistémica o algo así?
Joven (sacando dinero para pagar la bolsa de comidas para perros): No, qué va. Nada de eso. señora. Estaba sentado en la calle tocándome las pelotas y un coche me atropelló. Bueno, cuídese, ¡de acuerdo?
   Sus diálogos lacerantes nos remiten a la mejor novela negra americana, sin concesiones a la galería de lo convencional. Pura transgresión en defensa propia. Lleno de excesos y de destellos, de talento y de crudeza, es tan desasosegante como deslumbrante. Puede sacarte del marasmo o empujarte a la paradoja más funesta.
Malkina: Cuando el mundo en sí mismo es el origen de nuestro tormento, uno es libre de vengarse de cualquier aspecto de ese mundo por pequeño que sea.
   Porque este planeta no es para los ingenuos.
   Una joyita literaria de uno de los grandes.


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