11 de febrero de 2014

Maj Sjöwall y Per Wahlöö

   Esta pareja de periodistas se conocieron en 1961 en la revista donde trabajaban. El año siguiente se casan y crean la revista literaria Peripeo. De convicciones comunistas, comienzan a escribir una serie de novelas negras para analizar y mostrar las contradicciones de la sociedad sueca. Crean la novela policíaca social y son los pioneros del fenómeno  de la literatura negra nórdica. Un auténtico bombazo que llegaría  a su máximo esplendor con Stieg Larsson y que, paradójicamente, puede haber iniciado su declive a partir de este punto. Morir de éxito. Todos los escritores posteriores a esta pareja de suecos los han reconocido como su fuente de inspiración y les han señalado los pioneros de este movimiento. Las diez novelas que publicaron entre 1965 y 1975 son un retrato sociológico de la Suecia de esa década. Su editorial las ha publicado en España con prólogos de varios escritores nórdicos que les rinden pleitesía y reconocen su deuda con ellos, además de otros ilustres autores de otras latitudes. Henning Mankell, Val Mcdermid, Jo Nesbo, Jonathan Franzen, Leif G. W. Persson, Arne Dahl, Jens Lapidus, Michael Connelly, Liza Marklund y Dennis Lehane. Y podían haberlos escrito docenas  de autores más o centenares porque la lista es interminable, parece que cada hombre y mujer del norte de Europa llevan dentro un escritor. Su clima y su idiosincrasia favorecen este hecho. Me llama la atención que Maj Sjöwall y Per Wahlöö escribieran sus novelas después de acostar a sus hijos y que Stieg Larsson trabajara en su trilogía de madrugada, al terminar su larga jornada laboral. Una visión muy diferente a la visión del mundo en el sur de Europa.
    Entre todos estos autores destaca uno, Henning Mankell. Tiene novelas excelentes y Kurt Wallander se ha instalado en todas las bibliotecas. Se nota la influencia de los dos periodistas de forma meridiana en su obra. En la penúltima novela de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, El asesino de policias, podemos encontrar frases que identificamos fácilmente con Mankell.
La gente se ha ido a vivir a viejas granjas abandonadas y granjas en estado de ruina.
Dialecto de Escania -aclaró-. ¿Qué decís en Estocolmo?
Un cortante frío se elevaba desde la ciénaga, y sobre las cañas de la orilla colgaba una leve bruma.
Las llanuras de Escania poseen una belleza ondulada y suave.
También aparecen las playas solitarias tantas veces visitadas por Wallander. Martin Beck levantó la cabeza y escuchó. Lo único que se oía era el mar. Y no es el único parecido entre estos dos policías. Con una vida familiar rota y la social inexistente, son personajes solitarios que esperan el día siguiente sin mucha ilusión. Y claro, no comen como los investigadores del Mediterráneo; Carvalho, Montalbano y Jaritos disfrutan de la buena mesa y eso también influye en el humor.
La carga social es evidente y manifiesta. Gente que permanecía despierta por las noches  intentando calcular cómo pagar todas las facturas, mientras les sobrecogía el constante temor a un aumento del desempleo y mientras todos los días se atiborraban de estimulantes para poder trabajar, así como de un número aún mayor de tranquilizantes a fin de, al menos, disfrutar de un rato de tranquilidad ante la televisión por la noche, antes de tomarse los somníferos y dormir durante unas horas un sueño lleno de pesadillas. ¿Apocalípticos o visionarios? El coche era un importante símbolo de estatus y para cumplir con los requisitos de esa norma social, muchos cambiaban de modelo de forma innecesaria y más a menudo de lo que podían permitirse. Pues a mí esto me suena familiar.






1 de febrero de 2014

Darío de Regoyos: España negra

   Con motivo del centenario de la muerte de Darío de Regoyos, el Museo de Bellas Artes de Bilbao ha reunido una exposición magnífica, por citar solo un adjetivo y no aburrir a la concurrencia. Únicamente nos acordamos de nuestros héroes cuando se mueren o hace mucho que se mueren. La muerte es en España punto de mira del camino del pensamiento. En esta muestra podemos ver la calidad extraordinaria de un impresionista no muy apreciado en un país que adora a los impresionistas. Pero de otros países. Hay cuadros que cautivan y te fuerzan a volver sobre tus pasos una y otra vez, para admirarlos de nuevo. Y una ocasión más, por favor.
   Se ha reeditado también un librito de pequeño tamaño pero con un gran interés. Regoyos traduce y añade sus propios comentarios e ilustraciones a los artículos que publicó su amigo Émile Verhaeren sobre un viaje que hicieron juntos  por España en 1888. Una visión tremendista donde se juntan las procesiones, los cementerios, la pobreza, los cánticos y el ánima de una España llamada negra solo porque no existe otro color más oscuro y triste. Atiende al paisaje: Los puertos de estas costas son gloriosos de suciedad y abandono. A las personas: Soberbio tipo de fealdad ruda y fuerte, con una costra más bien que una piel en su cara. O a los ritos religiosos: Era una devoción imponente.
   Es necesario llevar vidrios de color rosa en los ojos para ver España con tonos alegres. ¿Cuánto queda  hoy de esa España carpetovetónica y  cuánto del país que había adelantado financieramente a Italia y le pisaba los talones a Francia? Esta obra forma parte de ese género creado por hispanistas extranjeros a los que nuestra nación siempre ha fascinado y sobre la que han escrito apasionadamente, mientras a nosotros nos vuelve locos.
    Le chocaban esas cosas y era normal que le chocasen. ¡Toma, y a nosotros! Bueno, a algunos.