11 de diciembre de 2013

John Williams

   A finales de 2010 la pequeña editorial canaria Baile del Sol publica por primera vez en España una obra de este sorprendentemente desconocido escritor norteamericano. Y nos regala Stoner, en realidad su tercera novela, una obra magnífica, lo que algunos suelen denominar una obra maestra. Hacía mucho tiempo que no leía nada tan bueno. Es la historia de un gris profesor universitario  y su insoportable mujer. Un estudiante cualquiera al que le viniera a la cabeza su nombre podría preguntarse tal vez quién fue William Stoner, pero rara vez llevará su curiosidad más allá de la pregunta casual. Los colegas de Stoner, que no le tenían particular estima cuando estaba vivo, ahora raramente hablaban de él. Sus orígenes humildes forjarán su personalidad. A los treinta su padre aparentaba cincuenta; encorvado por el trabajo, miraba sin esperanza hacia la árida parcela de terreno que sostenía a la familia de año en año. Su madre contemplaba su vida con paciencia, como si fuera un momento largo que tuviera que aguantar. Sin apenas acción ni grandes acontecimientos -emociones fuertes buscadlas en otra canción-, su intensidad narrativa nos conquista el corazón literario de forma irresistible. Como anécdota, su quizá no muy afortunada cubierta fue sustituida en la tercera edición. Imprescindible.
   Tres años después se publica Butcher´s Crossing, su segunda novela. Es un western que nos lleva hasta la Kansas profunda del siglo XIX con un realismo asombroso. Parece que cabalgamos por interminables praderas en busca del bisonte y hasta nos acaban doliendo las posaderas de tanto paseo a caballo, no notaba las nalgas, y sus piernas podrían haber sido de madera, tan tiesas e insensibles las tenía, pegadas a los flancos del caballo. La caza de este animal es protagonista del libro. Allí en el suelo, yerto, el animal carecía de la dignidad y la fuerza salvajes que él le había atribuido unos minutos antes. Y claro, una vez encontrado el bisonte, no se caza para vivir, sino para acumular hasta el exterminio. Aunque no está aún muy claro si, en este periodo de la historia, el fin era el enriquecimiento con el bisonte o acabar con el modo de vida del indio. Los proteccionistas también entonces eran atacados y vilipendiados. La historia del hombre blanco se repite, es muy pobre, quizá tanto como él mismo. Encontraremos aquí parte de nuestra historia actual; la codicia, las burbujas económicas o la busqueda de la libertad, nada le obligaba a ir allí donde estaba mirando; iba porque era libre.
   Una reflexión sobre la condición humana con vaqueros y bisontes. Una delicia.




1 de diciembre de 2013

Manuel Vicent: El azar de la mujer rubia

    Pluma dotada de fina retranca literaria, Manuel Vicent apunta que he creado un juego literario entre la realidad y la ficción cuyas reglas, no me cabe duda, serán comprendidas y aceptadas por cualquier lector agudo. No se puede contar más en menos espacio, ni de forma tan brillante, ni con un resultado tan penetrante y concluyente. Recrea la transición española con la retórica en mano cual estilete afilado en busca de incautos que burlar. Se centra en la figura de Carmen Díez de Rivera, la musa de la transición, y su influencia sobre Adolfo Suárez, coprotagonista del libro. Aparecen otros personajes de la época: Cuando la democracia rompió aguas apareció la figura de Felipe González, con la chaqueta de pana al hombro, las patillas largas, fumándose un puro. "Mira Adolfo, éste es tu adversario". Algunos no deben ser ovidados: A Tierno le faltaron reflejos. No estaba dotado para las zancadillas de pasillo, sólo brillaba en la maldad de la frase viperina.
   Pero Carmen se centra en el director de orquesta de esta etapa de nuestra historia reciente. Me juego lo que quieras a que vas a ser el presidente del primer Gobierno de la democracia. Y Vicent gira y gira en torno al tahúr del Misisipi, su ambición política, su administración de España y su evolución humana y política. Y claro, como toda historia de la transición, que seguimos sin saber muy bien si ya se ha acabado o no, sale a relucir el golpe de estado. Imborrable e inolvidable para todos. "Al suelo nunca -pensó Suárez en ese momento- el hombre ha tardado dos millones de años en ponerse de pie para que venga ahora un demente hijo de puta y nos obligue a ir otra vez a cuatro patas. Yo no, por mis cojones". 
   Capaz de resumir una decada en una frase: Los años ochenta fueron realmente nuestro mayo del 68 de espoleta retardada. O también: Se desintegró la Movida y se instauró la ropa de marca. 
   Y todo y mucho más bajo la mirada de Carmen. Nunca se sabía qué tramaba la mujer rubia ni quién movía los hilos. La CIA o la KGB. O simplemente su capricho. 
   Siempre nos quedará la transición.